El mundo es energía y es la suma de las partículas que lo componen. Las plantas y los animales a los que pertenecemos son cosas que se suman a la energía del cosmos. Hay leyes esotéricas que encuentran su lugar en el mundo material: las energías del mismo nivel tienden a permanecer estables entre sí, las de niveles diferentes puestas en contacto crean inestabilidad o tienden a separarse si se las fuerza a juntarse.
La energía, base de todo
Si quieres atraer a ciertas personas, necesitas estar al mismo nivel que ellas energéticamente hablando. En resumen, existe un espectro formado por dos extremos: el caos y la armonía. Si lo que estás haciendo te acerca a la armonía, entonces estás mejorando energéticamente. Por el contrario, si lo que estás haciendo te trae más desorden, significa que estás bajando energéticamente. La naturaleza está bien hecha: las personas con un alto nivel de conciencia normalmente atraen a las que están justo por debajo de ellas porque las inspiran. Sin embargo, las personas que están demasiado lejos energéticamente son repelidas o indiferentes.
Hacer el trabajo energético necesario para atraer a las personas adecuadas
Una tarea diaria que todo el mundo debería plantearse es elevar activamente su nivel de energía. Los beneficios de este trabajo son numerosos: mayor bienestar y claridad mental, etc.
El problema de la gente tóxica
Las personas tóxicas son aquellas que practican el vampirismo energético. Son incapaces de elevar su propio nivel de energía por sí mismas, por lo que deprimen energéticamente a los demás. Por eso hay que protegerse de ellas, o arriesgarse a caer en su trampa como un mosquito atrapado en una tela de araña. Hay señales que no engañan, y cuanto más sensible seas a la energía, mejor podrás frustrar de antemano las trampas enemigas. Llegarás a ser capaz de percibir el aura de las personas y leer perfectamente sus intenciones en sus rostros, aunque intenten ocultar lo que realmente son.
El aura, tu inconsciente es sensible a ella
Tienes un cuerpo sutil que no es visible a primera vista para los no iniciados, es decir, la mayoría de las personas. Sin embargo, aunque no puedas percibir los detalles de este cuerpo, tu inconsciente es sensible a los cuerpos sutiles de otras personas, lo que podríamos llamar el aura. Tu aura es una emanación que emite tu cuerpo de forma invisible y que entra en contacto con los cuerpos sutiles de otras personas. A menudo, con sólo mirar una silueta en la distancia, puedes percibir un velo de oscuridad o un velo de luz. Las personas no pueden ocultar seriamente quiénes son porque su aura lo dice todo. No es necesario haber seguido una enseñanza iniciática de principio a fin para desarrollar esta agudeza; basta con dedicarse a prácticas de purificación y cultivar la armonía en la vida. Cuando vives en armonía, necesitas ser sensible a los cambios en esa armonía por parte de un tercero. Es entonces cuando puedes detectar fácilmente a las personas que no vibran al unísono contigo. Sin haber trabajado la purificación, tu inconsciente es sensible a la energía que desprenden los demás. Puede sentirse a gusto (buena energía) o incómodo (mala energía). Para mejorar su nivel de bienestar, sólo tiene que trabajar para mantener vínculos estrechos sólo con personas que desprendan buena energía, si puede.
Las emociones son manifestaciones de tu nivel de conciencia
Hay algo muy concreto que experimentamos cada día, y son nuestras emociones. Cada emoción es testigo de la vibración de nuestra alma, es decir, de la cualidad de conciencia que la anima. En un artículo anterior, mencioné la clasificación de las emociones según su nivel de conciencia en el libro Poder vs Fuerza:
Si consigues elevar tu nivel de conciencia, podrás sentir emociones de alta intensidad como la paz, el amor y la alegría, y te acercarás al mundo con mayor discernimiento.